La ordalía, también conocida como juicio de Dios, fue una institución jurídica que existió hasta finales de la Edad Media en Europa. Consistía en invocar y interpretar el juicio divino a través de pruebas ritualizadas y sensibles, con el fin de determinar la inocencia o culpabilidad de una persona o cosa acusada de pecar o quebrantar las normas jurídicas.
Las ordalías fueron una práctica común en Europa durante la Edad Media y se basaban en la creencia en una «justicia inmanente», es decir, que la intervención divina en el mundo material era continua y que Dios no permitiría que las injusticias quedaran sin castigo. A lo largo de la historia, se llevaron a cabo diferentes tipos de ordalías, cada una con sus propios rituales y procedimientos.
Historia de la ordalía
La práctica de la ordalía se remonta a la antigüedad y se encuentra en diferentes culturas y civilizaciones. Sin embargo, en Europa, las ordalías se convirtieron en una institución jurídica durante la Edad Media. Estas pruebas se basaban en la creencia de que Dios intervendría en el juicio y revelaría la verdad a través de señales o resultados milagrosos.
La justificación de las ordalías se basaba en la creencia en una «justicia inmanente», es decir, que la intervención divina en el mundo material era continua y que Dios no permitiría que las injusticias quedaran sin castigo. Por lo tanto, se creía que si una persona era inocente, Dios la protegería durante la prueba y si era culpable, sufriría las consecuencias.
Tipos de ordalías
A lo largo de la historia, se llevaron a cabo diferentes tipos de ordalías, cada una con sus propios rituales y procedimientos. Algunos de los tipos más comunes de ordalías incluyen:
- Prueba del agua hirviendo
- Prueba del fuego
- Prueba del hierro candente
- Juicio de la Eucaristía
- Juicio del Espíritu Santo
- Juicio de la Cruz
Desarrollo de las ordalías
Las ordalías se llevaban a cabo en iglesias y tenían diferentes rituales y procedimientos. A continuación, se describen algunos ejemplos de cómo se desarrollaban las ordalías:
Prueba del agua hirviendo
En esta prueba, el acusado debía introducir la mano en un recipiente con agua hirviendo. Si la mano resultaba quemada, se consideraba que el acusado era culpable. Si la mano no sufría daño alguno, se consideraba que el acusado era inocente.
Prueba del fuego
En esta prueba, el acusado debía caminar sobre brasas ardientes o sujetar hierros candentes. Si el acusado resultaba quemado, se consideraba que era culpable. Si no sufría quemaduras, se consideraba que era inocente.
Prueba del hierro candente
En esta prueba, el acusado debía sostener una vara de hierro incandescente. Si el acusado resultaba quemado, se consideraba que era culpable. Si no sufría quemaduras, se consideraba que era inocente.
Juicio de la Eucaristía
En esta prueba, el acusado debía ingerir una hostia consagrada. Si el acusado vomitaba la hostia, se consideraba que era culpable. Si no vomitaba, se consideraba que era inocente.
Juicio del Espíritu Santo
En esta prueba, el acusado debía sostener una pluma o una vela encendida. Si la pluma o la vela se apagaban, se consideraba que era culpable. Si permanecían encendidas, se consideraba que era inocente.
Juicio de la Cruz
En esta prueba, el acusado debía besar una cruz. Si la cruz se caía o se rompía, se consideraba que era culpable. Si la cruz permanecía intacta, se consideraba que era inocente.
Reemplazo de las ordalías
A partir de la recepción del derecho romano en el siglo XII, las ordalías fueron sustituidas por la tortura como método para obtener confesiones y pruebas en los juicios. La tortura se consideraba más efectiva y menos dependiente de la intervención divina.
La tortura se convirtió en una práctica común en los tribunales europeos durante la Edad Media y se utilizaba para obtener confesiones y pruebas en los juicios. A diferencia de las ordalías, la tortura se basaba en la creencia de que el dolor físico podía hacer que una persona confesara la verdad.
La tortura se llevaba a cabo de diferentes formas, como la aplicación de instrumentos de tortura, como el potro, el tormento o la rueda de tortura. Estos métodos eran extremadamente dolorosos y a menudo dejaban secuelas físicas permanentes en las víctimas.
Conclusiones
La ordalía fue una institución jurídica que existió en Europa hasta finales de la Edad Media. Consistía en invocar y interpretar el juicio divino a través de pruebas ritualizadas y sensibles para determinar la inocencia o culpabilidad de una persona o cosa acusada de pecar o quebrantar las normas jurídicas. Aunque las ordalías fueron reemplazadas por la tortura, su historia y práctica son un testimonio de las creencias y prácticas legales de la época medieval.