El absolutismo fue una ideología y un régimen político propio del Antiguo Régimen en Europa, que se caracterizaba por un gobierno absoluto y autoritario, en el que el rey tenía el control total sobre la sociedad y no rendía cuentas a nadie.
Surgió en el contexto de la transición del feudalismo al capitalismo y se consolidó en países como Francia, España, Inglaterra y Portugal.
Origen y contexto histórico
El absolutismo se desarrolló en Europa durante el período conocido como el Antiguo Régimen, que abarcó desde el siglo XVI hasta finales del siglo XVIII.
Este régimen se caracterizó por la consolidación del poder monárquico y la centralización del Estado, en contraposición al sistema feudal que predominaba en la Edad Media.
El absolutismo surgió como respuesta a la necesidad de establecer un gobierno fuerte y estable en un momento de cambios económicos, sociales y políticos.
Transición del feudalismo al capitalismo
En el contexto de la transición del feudalismo al capitalismo, el absolutismo se presentó como una forma de gobierno que permitía a los monarcas consolidar su poder y controlar los recursos económicos y políticos de sus territorios.
El desarrollo del comercio y la expansión colonial generaron la necesidad de un gobierno centralizado y autoritario que pudiera garantizar la estabilidad y el orden en los territorios.
Teoría del derecho divino al poder real
El absolutismo se basaba en la teoría del derecho divino al poder real, según la cual los monarcas eran elegidos por la divinidad para gobernar en su nombre.
Esta teoría justificaba la autoridad absoluta del rey y su falta de rendición de cuentas ante cualquier otro poder o institución.
Características del absolutismo
El absolutismo se caracterizaba por una serie de rasgos distintivos que lo diferenciaban de otros sistemas de gobierno:
Ausencia de un Estado propiamente dicho
En el absolutismo, no existía un Estado en el sentido moderno del término. El poder estaba concentrado en manos del rey, quien ejercía el control absoluto sobre todos los aspectos de la sociedad.
Ausencia de poderes públicos y de un Estado de derecho
En el absolutismo, no existían poderes públicos independientes ni un sistema de leyes que limitara el poder del rey. El monarca era la única autoridad y su voluntad era considerada como ley incuestionable.
Origen divino del poder del rey
Según la teoría del derecho divino al poder real, los monarcas eran elegidos por la divinidad para gobernar en su nombre. Esto confería al rey una autoridad absoluta y legitimaba su poder.
Autoridad ilimitada del monarca en todos los ámbitos de la sociedad
El rey tenía el control absoluto sobre todos los aspectos de la sociedad, incluyendo la política, la economía, la religión y la justicia. No existían límites ni controles a su autoridad.
Vitalicidad y hereditariedad de la autoridad del rey
En el absolutismo, el poder del rey era vitalicio y hereditario. El monarca transmitía su autoridad a través de la línea sucesoria, asegurando así la continuidad del gobierno absoluto.
Monarcas representativos del absolutismo
A lo largo de la historia, varios monarcas se destacaron por su ejercicio del absolutismo:
Luis XIV de Francia
Luis XIV, conocido como el Rey Sol, gobernó Francia desde 1643 hasta 1715. Durante su reinado, consolidó el absolutismo y promovió el desarrollo cultural y artístico de Francia.
Felipe V de España
Felipe V reinó en España desde 1700 hasta 1746. Fue uno de los monarcas más destacados del absolutismo español y promovió importantes reformas políticas y económicas.
Carlos XII de Suecia
Carlos XII gobernó Suecia desde 1697 hasta 1718. Fue conocido por su liderazgo militar y su intento de expandir el poder sueco en Europa.
Jacobo II de Inglaterra
Jacobo II fue rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda desde 1685 hasta 1688. Su reinado estuvo marcado por la lucha entre el absolutismo y el parlamentarismo.
Federico I de Prusia
Federico I fue el primer rey de Prusia, gobernando desde 1701 hasta 1713. Durante su reinado, promovió el desarrollo económico y militar de Prusia.
Pedro I de Rusia
Pedro I, conocido como Pedro el Grande, gobernó Rusia desde 1682 hasta 1725. Fue uno de los monarcas más influyentes en la historia de Rusia y promovió importantes reformas políticas y culturales.
Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico
Carlos VI fue emperador del Sacro Imperio Romano Germánico desde 1711 hasta 1740. Durante su reinado, promovió la centralización del poder y la modernización del imperio.
Gustavo III de Suecia
Gustavo III gobernó Suecia desde 1771 hasta 1792. Fue conocido por su intento de establecer un gobierno ilustrado y limitar el poder de la nobleza.
Fernando VII de España
Fernando VII fue rey de España en dos ocasiones, de 1808 a 1814 y de 1814 a 1833. Durante su reinado, se produjo la lucha entre el absolutismo y el liberalismo en España.
Fin del absolutismo en Europa
El absolutismo llegó a su fin en Europa con la caída de Napoleón Bonaparte y el Congreso de Viena en 1814. Sin embargo, la oleada revolucionaria de 1848, conocida como la Primavera de los Pueblos, marcó definitivamente el fin del absolutismo como sistema de gobierno.