Herida

En este artículo se presentan conceptos generales sobre las heridas, incluyendo su definición, el proceso de cicatrización, diferentes tipos de cicatrización, clasificaciones de heridas, conductas generales y específicas de tratamiento, y tratamientos complementarios.

Una herida es una pérdida de continuidad de la piel o mucosa causada por un agente físico o químico. Puede ser el resultado de un accidente, una lesión intencional o una cirugía. Las heridas pueden variar en su gravedad, desde pequeñas abrasiones hasta heridas profundas que afectan tejidos más profundos.

Definición de herida

Una herida se define como una pérdida de continuidad de la piel o mucosa causada por un agente físico o químico. Puede ser el resultado de un accidente, una lesión intencional o una cirugía. Las heridas pueden variar en su gravedad, desde pequeñas abrasiones hasta heridas profundas que afectan tejidos más profundos.

Las heridas pueden clasificarse en agudas o crónicas. Las heridas agudas son aquellas que se producen repentinamente, como cortes, quemaduras o traumatismos. Las heridas crónicas son aquellas que tardan en sanar o que se repiten con frecuencia, como úlceras por presión o heridas en personas con diabetes.

Proceso de cicatrización

El proceso de cicatrización es el mecanismo natural del cuerpo para reparar una herida y restaurar la integridad de los tejidos. Este proceso consta de tres fases: inflamatoria, de fibroplasia y de maduración.

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La fase inflamatoria es la primera etapa del proceso de cicatrización. Comienza inmediatamente después de la lesión y dura aproximadamente de 1 a 5 días. Durante esta fase, se produce una respuesta inflamatoria en el área de la herida, con la liberación de sustancias químicas que promueven la migración de células inflamatorias al sitio de la lesión.

La fase de fibroplasia es la segunda etapa del proceso de cicatrización. Comienza aproximadamente de 5 a 21 días después de la lesión y dura hasta 6 semanas. Durante esta fase, las células llamadas fibroblastos producen colágeno y otras proteínas que forman una matriz extracelular en el sitio de la herida. Esta matriz proporciona soporte estructural para la formación de nuevo tejido.

La fase de maduración es la última etapa del proceso de cicatrización. Comienza aproximadamente de 3 semanas a 6 meses después de la lesión y puede durar hasta 2 años. Durante esta fase, el colágeno se reorganiza y se fortalece, y la cicatriz se vuelve más plana, suave y menos visible.

Tipos de cicatrización

Existen tres tipos de cicatrización: primaria, secundaria y terciaria.

La cicatrización primaria ocurre cuando las bordes de la herida están limpios y se pueden aproximar fácilmente. En este tipo de cicatrización, la herida se cierra mediante suturas, grapas o adhesivos quirúrgicos. La cicatriz resultante es generalmente delgada y poco visible.

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La cicatrización secundaria ocurre cuando las bordes de la herida no pueden ser cerrados directamente y se deja que la herida sane por sí sola. En este tipo de cicatrización, la herida se deja abierta y se permite que el tejido cicatrice desde el fondo hacia la superficie. La cicatriz resultante es generalmente más grande y más visible que en la cicatrización primaria.

La cicatrización terciaria ocurre cuando una herida que inicialmente se dejó abierta se cierra posteriormente mediante suturas o grapas. Este tipo de cicatrización se utiliza cuando la herida está contaminada o infectada y se requiere un período de tiempo para controlar la infección antes de cerrar la herida.

Clasificación de heridas

Las heridas pueden clasificarse según diferentes criterios:

  • Según su aspecto: las heridas pueden ser abiertas o cerradas. Las heridas abiertas son aquellas en las que la piel o mucosa está rota, como cortes o abrasiones. Las heridas cerradas son aquellas en las que la piel o mucosa no está rota, como contusiones o hematomas.
  • Según el mecanismo de acción: las heridas pueden ser incisas, punzantes, contusas, lacerantes o avulsivas. Las heridas incisas son aquellas causadas por un objeto afilado, como un cuchillo. Las heridas punzantes son aquellas causadas por un objeto puntiagudo, como una aguja. Las heridas contusas son aquellas causadas por un golpe contundente, como un puñetazo. Las heridas lacerantes son aquellas causadas por un objeto afilado y contundente, como un vidrio roto. Las heridas avulsivas son aquellas en las que se arranca un trozo de tejido, como en una amputación.
  • Según el compromiso de otras estructuras: las heridas pueden ser superficiales o profundas. Las heridas superficiales afectan solo la piel o mucosa, mientras que las heridas profundas afectan tejidos más profundos, como músculos, tendones o huesos.
  • Según la pérdida de sustancia: las heridas pueden ser simples o complejas. Las heridas simples son aquellas en las que no hay pérdida de sustancia, mientras que las heridas complejas son aquellas en las que hay pérdida de sustancia y se requiere reconstrucción o injerto de tejido.
  • Según la penetración en cavidades o compartimentos: las heridas pueden ser cerradas o abiertas. Las heridas cerradas son aquellas en las que no hay penetración en cavidades o compartimentos, mientras que las heridas abiertas son aquellas en las que hay penetración en cavidades o compartimentos.
  • Según el grado de contaminación: las heridas pueden ser limpias, limpias contaminadas, contaminadas o sucias. Las heridas limpias son aquellas en las que no hay contaminación bacteriana. Las heridas limpias contaminadas son aquellas en las que hay contaminación bacteriana controlada, como en una cirugía electiva. Las heridas contaminadas son aquellas en las que hay contaminación bacteriana no controlada, como en una herida traumática. Las heridas sucias son aquellas en las que hay contaminación bacteriana significativa, como en una herida infectada.

Derivación de pacientes

Se deben derivar a un paciente cuando no se cuenta con los recursos necesarios o la experiencia para manejar la herida, o cuando existen lesiones graves asociadas o patologías severas concomitantes. La derivación debe realizarse cuando el paciente está estabilizado hemodinámicamente, tiene una vía aérea permeable, una vía venosa establecida, no presenta signos de sangrado activo y ha recibido las inmovilizaciones necesarias.

La derivación de un paciente puede ser necesaria en casos de heridas graves que requieren cirugía especializada, como heridas faciales extensas, heridas penetrantes en cavidades o compartimentos, heridas con pérdida de sustancia significativa o heridas con alto grado de contaminación.

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Criterios de hospitalización

Los criterios de hospitalización incluyen edades extremas, ruralidad, lesiones graves asociadas, patologías graves asociadas, heridas complicadas, pérdida tisular, heridas penetrantes y heridas con alto grado de contaminación. La hospitalización de un paciente puede ser necesaria en casos de heridas que requieren cuidados intensivos, como heridas con compromiso de órganos vitales, heridas con pérdida de sustancia extensa o heridas con alto riesgo de infección.

La hospitalización de un paciente también puede ser necesaria en casos de heridas que requieren cirugía mayor, como heridas con compromiso de estructuras vasculares o nerviosas, heridas con fracturas asociadas o heridas con alto riesgo de complicaciones, como infección o dehiscencia de la sutura.

Momento oportuno para el cierre de una herida

El momento oportuno para el cierre de una herida depende de varios factores, como la pérdida tisular, el grado de contaminación y las condiciones locales. En general, se recomienda cerrar una herida lo antes posible para minimizar el riesgo de infección y promover una cicatrización adecuada.

En el caso de heridas con pérdida tisular significativa, puede ser necesario realizar un cierre diferido, en el que se permite que la herida sane parcialmente antes de cerrarla. Esto puede ser necesario para permitir la formación de tejido de granulación y reducir el riesgo de complicaciones, como la dehiscencia de la sutura.

En el caso de heridas con alto grado de contaminación, puede ser necesario realizar un aseo quirúrgico antes de cerrar la herida. Esto implica la eliminación de tejido necrótico, cuerpos extraños y bacterias para reducir el riesgo de infección.

En el caso de heridas en condiciones locales desfavorables, como zonas de tensión o pliegues cutáneos, puede ser necesario esperar a que las condiciones mejoren antes de cerrar la herida. Esto puede implicar el uso de apósitos o vendajes especiales para proteger la herida y promover una cicatrización adecuada.

Tratamiento de las heridas

El tratamiento de las heridas debe priorizar las lesiones y decidir el momento adecuado para el cierre. El objetivo principal del tratamiento es promover una cicatrización adecuada y prevenir complicaciones, como infección o dehiscencia de la sutura.

El tratamiento de las heridas puede incluir diferentes medidas, como el aseo de la herida, la administración de antibióticos, el cierre de la herida mediante suturas o grapas, y el uso de apósitos o vendajes especiales.

El aseo de la herida es una parte importante del tratamiento, ya que ayuda a eliminar bacterias y tejido necrótico, y promueve una cicatrización adecuada. El aseo de la herida puede realizarse mediante irrigación con solución salina o mediante un aseo quirúrgico más completo.

La administración de antibióticos puede ser necesaria en casos de heridas con alto riesgo de infección, como heridas contaminadas o sucias. Los antibióticos pueden administrarse de forma profiláctica, para prevenir la infección, o de forma terapéutica, para tratar una infección existente.

El cierre de la herida puede realizarse mediante suturas, grapas o adhesivos quirúrgicos. El tipo de cierre depende de la ubicación y gravedad de la herida, así como de las preferencias del cirujano.

El uso de apósitos o vendajes especiales puede ser necesario para proteger la herida y promover una cicatrización adecuada. Estos apósitos pueden incluir apósitos de hidrogel, apósitos de espuma, apósitos de alginato o apósitos de plata, entre otros.

Infraestructura y anestesia

Se debe implementar la infraestructura adecuada para el manejo de la herida y decidir el tipo de anestesia necesaria. La infraestructura adecuada puede incluir un quirófano equipado con los instrumentos y materiales necesarios para realizar el tratamiento de la herida.

El tipo de anestesia necesaria depende de la ubicación y gravedad de la herida, así como de las preferencias del paciente y del cirujano. Puede ser necesaria anestesia local, regional o general.

La anestesia local se utiliza para adormecer el área de la herida y evitar el dolor durante el procedimiento. Se administra mediante inyección en el área afectada.

La anestesia regional se utiliza para adormecer una región más extensa del cuerpo, como un brazo o una pierna. Se administra mediante inyección cerca de los nervios que suministran esa región.

La anestesia general se utiliza para adormecer todo el cuerpo y mantener al paciente inconsciente durante el procedimiento. Se administra mediante la inhalación de gases anestésicos o la administración de medicamentos intravenosos.

Tipos de tratamiento

Las heridas pueden requerir diferentes tipos de tratamiento, dependiendo de su gravedad. Algunas heridas pueden requerir solo una curación, en la que se realiza un aseo de la herida y se aplica un apósito o vendaje para protegerla.

Otras heridas pueden requerir un cierre cutáneo, en el que se utilizan suturas, grapas o adhesivos quirúrgicos para cerrar la herida y promover una cicatrización adecuada.

En algunos casos, puede ser necesario realizar un aseo quirúrgico de la herida, en el que se elimina tejido necrótico, cuerpos extraños y bacterias para reducir el riesgo de infección. Este tipo de tratamiento se utiliza en heridas contaminadas o sucias.

En casos de heridas con pérdida de sustancia significativa, puede ser necesario realizar una reconstrucción o injerto de tejido para restaurar la integridad de la piel o mucosa. Este tipo de tratamiento se utiliza en heridas complejas.

Técnicas de sutura

Al realizar el cierre de una herida, se deben considerar diferentes factores técnicos para obtener un resultado óptimo. Algunos de estos factores incluyen evitar la tensión tisular, suturar por planos, elegir el material de sutura adecuado y decidir entre una sutura continua o a puntos separados.

Evitar la tensión tisular es importante para prevenir la dehiscencia de la sutura y promover una cicatrización adecuada. Se debe asegurar que los bordes de la herida estén bien aproximados, pero sin ejercer una tensión excesiva que pueda comprometer la circulación sanguínea.

Suturar por planos implica cerrar los diferentes tejidos en capas separadas, en lugar de suturar todo el espesor de la herida de una vez. Esto ayuda a reducir la tensión tisular y promover una cicatrización adecuada.

El material de sutura adecuado depende de la ubicación y gravedad de la herida, así como de las preferencias del cirujano. Los materiales de sutura más comunes incluyen suturas de nylon, suturas de polipropileno y suturas de catgut.

La elección entre una sutura continua o a puntos separados depende de la ubicación y gravedad de la herida, así como de las preferencias del cirujano. La sutura continua se utiliza cuando se desea una mayor resistencia y estanqueidad en la herida, mientras que la sutura a puntos separados se utiliza cuando se desea una mayor precisión y control en el cierre de la herida.

Tratamiento de heridas faciales sucias

Las heridas faciales sucias pueden ser un desafío para el tratamiento, ya que la cara es una zona altamente vascularizada y expuesta a bacterias y contaminantes del medio ambiente. El tratamiento de estas heridas debe incluir un aseo quirúrgico adecuado y una cobertura tisular bajo cobertura antibiótica y control clínico riguroso.

El aseo quirúrgico de la herida implica la eliminación de tejido necrótico, cuerpos extraños y bacterias para reducir el riesgo de infección. Esto se realiza mediante irrigación con solución salina o mediante un aseo quirúrgico más completo.

La cobertura tisular bajo cobertura antibiótica implica el uso de técnicas de cierre que permiten la formación de nuevo tejido y reducen el riesgo de infección. Esto puede incluir el uso de colgajos cutáneos o injertos de piel, que se colocan sobre la herida para proporcionar una cobertura adicional.

El control clínico riguroso implica un seguimiento cercano de la herida para detectar signos de infección o dehiscencia de la sutura. Se deben realizar curaciones regulares y se deben administrar antibióticos según sea necesario.

Tratamiento de heridas a colgajo

Las heridas a colgajo son aquellas en las que se utiliza tejido adyacente para cubrir una herida y promover una cicatrización adecuada. Este tipo de tratamiento se utiliza en heridas con pérdida de sustancia significativa o en heridas que no pueden cerrarse directamente.

El tratamiento de las heridas a colgajo debe incluir un aseo quirúrgico adecuado y el uso de técnicas de cierre que permitan la formación de nuevo tejido. El aseo quirúrgico implica la eliminación de tejido necrótico, cuerpos extraños y bacterias para reducir el riesgo de infección.

El cierre de la herida a colgajo implica dejar el colgajo cutáneo sobrepuesto encima del área cruenta. Esto proporciona una cobertura adicional y promueve una cicatrización adecuada.

El seguimiento cercano de la herida es importante para detectar signos de infección o dehiscencia de la sutura. Se deben realizar curaciones regulares y se deben administrar antibióticos según sea necesario.

Tratamiento de heridas cortopunzantes penetrantes

Las heridas cortopunzantes penetrantes son aquellas en las que un objeto afilado o puntiagudo penetra en los tejidos. Este tipo de heridas puede ser potencialmente grave, ya que puede haber daño a estructuras vitales, como órganos o vasos sanguíneos.

El tratamiento de las heridas cortopunzantes penetrantes debe incluir un aseo adecuado y un cierre precoz de la herida. El aseo adecuado implica la eliminación de tejido necrótico, cuerpos extraños y bacterias para reducir el riesgo de infección.

El cierre precoz de la herida implica suturar o grapar la herida lo antes posible para promover una cicatrización adecuada y prevenir complicaciones, como infección o dehiscencia de la sutura.

El paciente debe ser hospitalizado para observación y posible exploración quirúrgica, especialmente si hay sospecha de daño a estructuras vitales. Se deben realizar pruebas de imagen, como radiografías o tomografías, para evaluar el alcance de la lesión.

Tratamiento de heridas por arrancamiento y/o amputación

Las heridas por arrancamiento y/o amputación son aquellas en las que se produce una pérdida de tejido, ya sea parcial o completa. Este tipo de heridas puede ser potencialmente grave, ya que puede haber daño a estructuras vitales, como vasos sanguíneos o nervios.

El tratamiento de las heridas por arrancamiento y/o amputación debe incluir una evaluación cuidadosa de la herida y una decisión sobre el tipo de tratamiento necesario. En algunos casos, puede ser necesario realizar un aseo quirúrgico y un cierre diferido de la herida.

El aseo quirúrgico implica la eliminación de tejido necrótico, cuerpos extraños y bacterias para reducir el riesgo de infección. El cierre diferido implica permitir que la herida sane parcialmente antes de cerrarla, lo que puede ser necesario para permitir la formación de tejido de granulación y reducir el riesgo de complicaciones.

En algunos casos, puede ser necesario realizar un reimplante del segmento amputado. Esto implica la reconexión de los vasos sanguíneos y los nervios para restaurar la función y la apariencia del segmento.

Tratamiento de heridas por quemadura térmica

Las heridas por quemadura térmica son aquellas en las que se produce una lesión en la piel o mucosa debido a la exposición a altas temperaturas, como el fuego o líquidos calientes. Este tipo de heridas puede ser potencialmente grave, ya que puede haber daño a estructuras vitales, como vasos sanguíneos o nervios.

El tratamiento de las heridas por quemadura térmica debe incluir una evaluación cuidadosa de la herida y una decisión sobre el tipo de tratamiento necesario. En algunos casos, puede ser necesario realizar una escarectomía e injerto de piel inmediato.

La escarectomía implica la eliminación del tejido necrótico y la escara formada por la quemadura. Esto ayuda a reducir el riesgo de infección y promover una cicatrización adecuada.

El injerto de piel implica la colocación de piel sana sobre la herida para promover una cicatrización adecuada. Esto puede realizarse utilizando piel autóloga, de un donante o de un sustituto de piel artificial.

Tratamiento de heridas por mordedura de animal

Las heridas por mordedura de animal son aquellas en las que se produce una lesión en la piel o mucosa debido a la mordedura de un animal. Este tipo de heridas puede ser potencialmente grave, ya que puede haber daño a estructuras vitales, como vasos sanguíneos o nervios, y existe un alto riesgo de infección.

El tratamiento de las heridas por mordedura de animal debe incluir una evaluación cuidadosa de la herida y una decisión sobre el tipo de tratamiento necesario. En la mayoría de los casos, las heridas por mordedura de animal no deben cerrarse, ya que existe un alto riesgo de infección.

En algunos casos específicos, puede ser necesario realizar un aseo quirúrgico y un cierre primario no hermético de la herida. Esto implica la eliminación de tejido necrótico, cuerpos extraños y bacterias, y el cierre parcial de la herida para promover una cicatrización adecuada.

El seguimiento cercano de la herida es importante para detectar signos de infección o dehiscencia de la sutura. Se deben realizar curaciones regulares y se deben administrar antibióticos según sea necesario.

Administración de antibióticos

Se pueden administrar antibióticos profilácticos o terapéuticos en heridas con más de 6 a 8 horas de exposición, heridas contaminadas o sucias, y heridas con comunicación con la vía aérea y/o digestiva. Los antibióticos profilácticos se administran antes de la cirugía o el procedimiento para prevenir la infección, mientras que los antibióticos terapéuticos se administran después de la cirugía o el procedimiento para tratar una infección existente.

La elección del antibiótico depende del tipo de bacteria que se sospecha que está presente en la herida. Los antibióticos más comúnmente utilizados incluyen penicilinas, cefalosporinas, fluoroquinolonas y metronidazol.

La duración del tratamiento con antibióticos depende de la gravedad de la herida y la respuesta del paciente al tratamiento. En general, se recomienda un tratamiento de 7 a 14 días para las heridas contaminadas o sucias, y un tratamiento de 5 a 7 días para las heridas limpias o limpias contaminadas.

Profilaxis del tétanos

La profilaxis del tétanos debe ser realizada de acuerdo a la categoría de la herida y los antecedentes de vacunación antitetánica previa. El tétanos es una enfermedad grave causada por la bacteria Clostridium tetani, que produce una toxina que afecta el sistema nervioso central.

La profilaxis del tétanos incluye la administración de una vacuna antitetánica y la administración de inmunoglobulina antitetánica, dependiendo de la categoría de la herida y los antecedentes de vacunación antitetánica previa.

La vacuna antitetánica se administra para estimular la producción de anticuerpos contra la toxina del tétanos. Se recomienda una dosis de refuerzo cada 10 años para mantener la protección.

La inmunoglobulina antitetánica se administra para proporcionar una protección inmediata contra la toxina del tétanos. Se recomienda su administración en casos de heridas graves, heridas contaminadas o sucias, y heridas con más de 6 a 8 horas de exposición.

Profilaxis de la rabia

La profilaxis de la rabia debe ser realizada en casos de heridas de cabeza o cuello, y en heridas de tronco o extremidades se debe observar al animal o administrar una vacuna antirrábica según el caso. La rabia es una enfermedad viral transmitida por la saliva de animales infectados, como perros, gatos o murciélagos.

La profilaxis de la rabia incluye la administración de una vacuna antirrábica y la administración de inmunoglobulina antirrábica, dependiendo de la categoría de la herida y la sospecha de exposición a la rabia.

La vacuna antirrábica se administra para estimular la producción de anticuerpos contra el virus de la rabia. Se recomienda una serie de vacunas en casos de exposición a la rabia, que incluye una dosis inicial seguida de dos dosis adicionales en días específicos.

La inmunoglobulina antirrábica se administra para proporcionar una protección inmediata contra el virus de la rabia. Se recomienda su administración en casos de heridas graves, heridas de cabeza o cuello, y heridas con sospecha de exposición a la rabia.

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